2017: año turbulento en el mundo editorial científico


Vía SciELO México

En 2017, el incremento de precios de suscripción y la extensión del acceso abierto ocasionó una serie de litigios, boicots, renuncias en masa y otros choques más entre científicos, reguladores y editores. The Scientist reseña los siguientes acontecimientos:

Demanda de Elsevier y American Chemical Society (ACS) vs. Sci-Hub: Un tribunal del distrito de Nueva York otorgó a Elsevier un fallo legal en junio de 2017, ordenando al sitio Sci-Hub pagar $ 15 millones de dólares por los daños ocasionados. En noviembre de 2017, la corte de un distrito de Virginia falló a favor de ACS por el pago de una indemnización por $ 4.8 millones de dólares; además, esta corte emitió un mandato  que permite a la empresa ACS exigir la censura del sitio Sci-Hub a los proveedores de servicios de Internet (ISP), registros de nombres de dominio y motores de búsqueda.

Esta última medida provocó la reacción de algunos científicos y miembros del sector de tecnología. Peter Suber, director de la Oficina de Harvard para Comunicación Académica, comentó que: «[Este] fue un juicio muy importante, sin precedentes y, creo, se hizo un juicio equivocado por parte del tribunal sin ningún argumento del adversario”.

Por su parte, Alexandra Elbakyan, fundadora de Sci-Hub, respondió a The Scientist en septiembre de 2017 que ignoraría las demandas en su contra. Desde noviembre de 2017, fueron cerrados permanentemente al menos cuatro de los dominios de Sci-Hub (sci-hub.cc, sci-hub.io, sci-hub.ac y sci-hub.bz). Sin embargo, muchos usuarios de Twitter continuaron haciendo el seguimiento de los dominios que permanecen activos.

Demanda de Elsevier y American Chemical Society (ACS) vs. ResearchGate: en octubre de 2017, las dos casas editoriales presentaron una demanda en Alemania para evitar que la red social académica ResearchGate compartiera contenidos protegidos por derechos de autor. La Coalition for Responsible Sharing, que incluye 5 empresas editoriales -ACS, Elsevier, Brill, Wiley y Wolter-Kluwer- comenzó a emitir avisos de baja para el sitio ese mismo mes; ResearchGate procedió a restringir el acceso a 1.7 millones de artículos albergados en su sitio.

Boicot de universidades alemanas vs. Elsevier: Más de 100 universidades e instituciones de investigación alemanas cancelaron sus suscripciones a Elsevier para presionar a esta empresa durante las negociaciones en curso para un acuerdo más asequible de suscripción y de acceso abierto. Desde mediados de octubre, alrededor de 20 científicos también se unieron a la protesta renunciando a los consejos editoriales de las revistas de Elsevier.

Las negociaciones para un nuevo acuerdo de licenciamiento a nivel nacional entre Elsevier y el proyecto DEAL, una alianza de instituciones alemanas dirigidas por la Conferencia de Rectores de Alemania, se encuentran en punto muerto. DEAL está impulsando un «modelo de publicación y lectura», que incluiría el acceso a todas las revistas de Elsevier y permitiría que los documentos con primeros autores alemanes sean de libre acceso para los lectores de todo el mundo.

El proyecto DEAL también está negociando nuevos contratos con otras dos editoriales importantes, Springer Nature y Wiley. Estas conversaciones han tenido más éxito, ya que, en ambos casos, las dos partes acordaron extender las suscripciones mientras continúan las discusiones.

«Nadie quiere que Elsevier se muera de hambre: deberían recibir un pago justo por su buen servicio», declaró Ursula Flitner, directora de la biblioteca médica de la Universidad de Medicina Charité-Berlin. «El problema es que ya no vemos cuál es su buen servicio».

Para enfrentar la pérdida de acceso a las revistas Elsevier en 2018, los bibliotecarios de las instituciones alemanas se disponen a remediar la situación a través de servicios como los préstamos interbibliotecarios. También surgieron varias alternativas legales gratuitas para acceder a los artículos de pago.

Renuncias masivas a juntas editoriales: Elsevier no fue la única casa editorial que enfrentó renuncias en los comités editoriales en 2017. En noviembre de 2017, 19 investigadores abandonaron el comité editorial de Scientific Reports después de que se les notificara que la revista no se retractaría de un documento supuestamente plagiado.

Michael Beer, científico biomédico de la Universidad Johns Hopkins, afirmó que el artículo en cuestión, que describía un método computacional para identificar secuencias de ADN reguladoras, copió porciones significativas de un documento publicado en PLOS Computational Biology y en el que él fue coautor en 2014. Después de meses de discusión, Richard White, el editor en jefe de Scientific Reports, tomó la decisión de realizar una corrección en lugar de proceder con la retractación.

Después de las renuncias, Suzanna Farley, la editora ejecutiva de Scientific Reports, notificó a Retraction Watch que la revista reuniría a un comité editorial principal para seguir revisando el caso.

Durante el mismo mes, renunció todo el comité editorial de la International Journal of Occupational and Environmental Health (IJOEH). La disputa  comenzó en la primavera, cuando los 22 miembros de la junta, junto con 8 ex miembros y un editor fundador, enviaron una carta al editor de la revista, la empresa Taylor & Francis, manifestando sus preocupaciones sobre un editor recién contratado con lazos industriales y la retractación de un documento que criticaba la investigación patrocinada por la industria sobre la exposición al asbesto.

Poco antes de la renuncia masiva, el grupo expuso sus inquietudes a la National Library of Medicine, solicitando medidas disciplinarias para la supuesta censura de documentos que no se alinean con los intereses corporativos.

Scopus (Elsevier) da de baja revistas de acceso abierto publicadas en la India por realizar prácticas predatorias: En marzo de 2017, Scopus eliminó de su base de datos varias publicaciones pertenecientes al grupo OMICS Publishing Group. Esta empresa editorial de acceso abierto con sede en India se enfrenta actualmente a una demanda de la Comisión Federal de Comercio (US Federal Trade Commission – FTC) de los EE. UU. por participar presuntamente en prácticas de publicación predatorias.

La FTC presentó una queja en 2016, alegando que OMICS era culpable de numerosas prácticas engañosas, como publicar artículos sin una revisión por pares adecuada, haciendo pasar a científicos como editores, y esperar hasta que los documentos fueran aceptados para requerir altas tarifas de publicación. En noviembre, la juez Gloria Navarro, de la corte distrital de Nevada se pronunció a favor de la FTC y emitió un requerimiento judicial preliminar contra el editor, ordenándole que eliminara la información engañosa de sus sitios web.

El ascenso de los repositorios Pre-Print: A principios de este año, tres agencias de financiación, Medical Research Council (MRC), Wellcome Trust y National Institutes of Health (NIH), anunciaron que las “pre-print” son bienvenidas en las solicitudes de subvención.

Este movimiento es indicativo de una actitud cambiante hacia las “pre-print” en el mundo editorial. Desde 2016, las revistas han estado contratando «editores de pre-print» para examinar minuciosamente los servidores de pre-print a fin de identificar y solicitar manuscritos dignos de publicación. «Los editores están prestando mucha atención, en un gran número de revistas, a la atmósfera preimpresa», dijo a The Scientist Christopher «Casey» Brown, genetista de la Universidad de Pensilvania en enero de 2017. «El papel de los editores está cambiando un poco, hay más interés en este tipo de cosas».

Además, varios servidores de “pre-print” surgieron este año, incluidos EarthArXiv, PaleorXiv y NutriXiv. Otros, como el American Geophysical Union’s Earth and Space Science Open Archive (ESSOAr) y MedArXiv de la Universidad de Yale, se están preparando para su lanzamiento en el futuro cercano.

Ver publicación original en The Scientist